viernes, 5 de septiembre de 2008

Carta enviada a una amiga, quien tiene un blog sobre "Parir", contándole que parí una nueva experiencia.

El arte de las fugas…”

Con el primer sorbo se ven las cosas como se quisieran ver.

Con el segundo sorbo se ven las cosas como no quisiera que fueran.

Con el tercer sorbo se ve todo, cual y simplemente, ha de ser.

Stimada Cronopia:

......si, de vuelta del mundo de los mudos y queriéndome hacer la sorda.

Es viernes y soy víctima de un sutil estado de coma con conciencia que ha sido asistido por un centenario brebaje. Elixir descubierto en el mas bohemio Valparaíso y del cual quiero hacerte partícipe.

Descubrí un local que se auto-demanda "Verde Absenta", con ese nombre se hace obligatoria la mas curiosa asistencia. Con su humilde y verde fachada, escondida en una calle salvadora, nadie podría adivinar lo que oculta.
Los dueños, locos bonitos de pelo verde y sonrisa indecente se han atrevido a ser los primeros importadores de ABSENTA en Latinoamérica y no existe mejor ciudad para albergar los encantos de la bohemia que este mágico puerto.

Antes de arribar la noche de este viernes diferente, prevista desde el odiado lunes, deglutí toda la información posible respecto a mi descubrimiento. No podría resistirme, jamás, a ser parte de ese histórico y mítico sabor de lo etílico.
Supón que te invitan a exacerbar todos tus sentidos y a escupir los más terribles miedos. ¿Quién quiere, en plena recesión económica, padecer mas carencias?....Yo, lógicamente, que aun me aventuro a perseguir ballenas por este borde costero que alberga el Pacífico y verlas parir…o hacer público lo que estaba oculto o ignorado; aovar nuevas bondades.

Regreso a lo que me convoca tal historia. El descubierto destilado, quien presenta mil colores según su grado de alcohol, desde 80 grados y sigue calculando si hay un después, oculta un ritual digno de los artistas que lo probaron y definitivamente claudicaron ante la prosa, un pincel y la locura.

Te cuento de a poco de sobre maldito y adictivo brebaje. Tiene nombre en latín (absinthĭum, muy fino), en griego (ψίνθιον, que antiguo) y hasta en francés (absente, obviamente, con acento elegante). Descubierto por un doctor Suizo en 1792, su nombre, Pierre Ordinaire, con hilarante ironía de entonces y todavía, sorprende que quienes difundieron por el pueblo tal llama; las monjas del convento, vírgenes de la comarca. Menuda joda que tenían las muchachitas!!!.

No quiero dejar pasar su composición química para aquellos sabiondos que luego me titulen de inexperta. Sepan todos que el misterio principal de esta bebida es el aporte de aromas de la planta Artemisa absinthium o ajenjo, el de las flores del hinojo y el anís. A esta triple composición se le ha denominado jocosamente «la santa trinidad». Dependiendo de los gustos aparecen en menores cantidades otras plantas tales como: hisopo, la melisa y pequeña artemisa, así como diferentes hierbas de origen montañoso.

De sus inicios, pasemos a quienes lo probaron y sucumbieron. Hoy en día anda prohibida en algunos lugares, dónde la alucinación no es posible o sigue siendo la cruz de la vergüenza ajena.

Ahora copio de Internet para que luego no lucremos con ideas impropias (piratas): “ Los artistas de finales del siglo XIX y principios del XX, tales como Wilde, Van Gogh, Baudelaire, Manet, Picasso, Degas, Hemingway, Álvares de Azevedo, entre otros, consumían absenta con el fin de inspirarse artísticamente para sus obras, ya que supuestamente inducía a la verborrea y la inspiración..En 1888 Van Gogh, ebrio de absenta, se cortó el lóbulo de la oreja y se la dio a una joven meretriz. El adusto realismo de L'Absinthe, tema popular entre artistas bohemios franceses, fue visto patológico por los críticos británicos, pero Picasso elevó la absenta a tema magistral en varias de sus obras. Hay una cita de Oscar Wilde que reza: «¿Cuál es la diferencia entre un vaso de absenta y el ocaso?» ("What difference is there between a glass of absinthe and a sunset?")

Que maravilla, no degustar, sino dejarse poseer por tal vil estado. Yo también creí encontrar al Hada Verde que, según las malas lenguas, te encuentra a ti cuando pasaste el tercer trago.

El ritual que precede dicha maravilla bien vale un atardecer, veinte carcajadas y un sonado bembé. Entre terrones de azúcar flameados, turbios colores y todas las expectativas te invito a que vueles conmigo. Tal vez tu abstemia cordura no quiera conocer al hada verde, pero yo, en esta vida, ando feliz que me posea.